Quebrando el estancamiento en el Oriente Medio

Lecciones en la búsqueda de la paz

El Oriente Medio constituye un vórtice arremolinado de corrupción y violencia, exento —según parece— de razón y buena fe, verdad y buenas obras. ¿Pueden la humildad y el carácter intervenir en la búsqueda de la paz?

La historia del Oriente Medio moderno se caracteriza por nacionalismos conflictivos, soberbia, arrogancia por su posición y liderazgo corrupto. Con todo, pocos están dispuestos —en nombre de la equidad, la justicia y la decencia humana— a decir la verdad a quienes ocupan el poder. 

Recientemente, en Londres, el editor de Visión David Hulme habló con Menachem Klein, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Bar-Ilan, Israel, sobre el estado actual de la política israelí y sobre lo que se necesita para lograr la paz con los palestinos.

 

DH En nuestra entrevista anterior, justo antes del septuagésimo aniversario del Estado de Israel, usted mencionaba el problema de la corrupción. ¿Cómo explica la corrupción que parece endémica en la política israelí de hoy?

MK Donde sea que haya política o una élite política —y ser electo cuesta muchísimo dinero—, hay corrupción. Forma parte del sistema. Y si uno está demasiado en el negocio de la política, necesita ser de carácter fuerte y muy honesto para rechazar la corrupción. Es que es casi una norma; lo anormal es no ser corrupto. A veces el fiscal general y la policía atrapan al corrupto, pero las más de las veces, no. De ahí que los valores de la política israelí sean menos estrictos que nunca. Estas son malas noticias para quien fuere que quiera participar con ideas o sea idealista. Esto impide a la gente buena y honesta entrar a la política. 

Si uno hace una lista de quienes fueron sentenciados y encarcelados —desde presidentes y primeros ministros hasta ministros, miembros del Knéset (la Asamblea), alcaldes y concejales municipales de ciudades y pueblos— uno ve que la corrupción forma parte del sistema; el sistema propicia la corrupción. La motivan los que estén dispuestos a aceptar dinero u ofrecer sobornos.

DH Entonces, ¿es un fenómeno cultural?

MKSí, es cultural. 

DH Y una vez que se descubre, parece haber un tremendo deseo de aferrarse al cargo.

MKSí; tomemos un político; digamos un miembro del Knéset. En la mayoría de los casos, el político en funciones quiere mantenerse en el cargo. Así que, cada cuatro años (o tal vez menos, si tenemos elecciones anticipadas), tiene que luchar por su existencia política, su salario, su posición. Ahora, sin ego, uno no puede triunfar en la política. Este ego enorme le hace pensar que sin él o ella todo va a colapsar (esto, además del hecho de que sin asistente, chofer, buen salario y saber todos los secretos y los chismes, la vida es muy aburrida). Todo esto motiva al político a hacer todo lo que pueda, incluso actos ilegales, a fin de mantenerse en el poder o entrar al poder. 

«Si uno rebaja sus normas a fin de permanecer en el poder, se convierte en una persona corrupta».

Menachem Klein

En cuanto uno asume el poder —y definitivamente, si lo está por muchos años—, piensa que ha sido escogido por Dios o por el destino o la historia, para permanecer allí porque es mucho mejor que los demás. Así que, se considera con derecho a recibir sobornos.

DHUsted suena como Ezequiel cuando le decía a los líderes de la antigua Judá lo que andaba mal en el estado; pero eso parece algo muy distante en el mundo de hoy. 

MKDefinitivamente. En la década de los cincuenta, Ben-Gurion y otros padres fundadores hablaron mucho sobre profetas nuestros —por ejemplo, Jeremías, Isaías, Amós—, profetas que advertían a los líderes sobre su moralidad y les decían que la corrupción destruiría el estado. Hoy tenemos algunos escritores que hablan la verdad. Desafortunadamente, no contamos con una academia que diga la verdad a los poderes en funciones. El poder de la academia israelí para resistir la presión política está declinando. 

DHSupuestamente, si usted no fuera titular, podría ser rechazado para el cargo por haber hablado con franqueza.

MKSí, a mí se me impidió el ascenso por alrededor de siete años a causa de mi participación política. Yo era plenamente consciente de que pagaría ese precio, pero sentía que eso era parte de mi deber porque una sociedad intelectual israelí, que el gobierno subsidia, pagaba parte de mis estudios. Mi conclusión era que debía algo a la sociedad. Me gustaría no odiarme al mirarme en el espejo cada mañana. Si sobre la base de mis estudios este es mi mejor criterio y tiene pertinencia en lo que respecta al problema actual del estado de Israel (especialmente tocante a Israel y Palestina, lo cual es mi especialidad), tengo que ser muy honesto y alzar mi voz, aun cuando a los poderes en funciones no les guste.

Menachem Klein es profesor del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Bar-Ilán de Israel. También ha sido miembro del St. Antony’s College de la Universidad de Oxford; profesor invitado del MIT; académico invitado de la Universidad de Leiden en Holanda; y becario investigador invitado del King’s College London.

DHAlgunos expertos de renombre en lo que respecta al conflicto israelí-palestino se hallan profundamente desmoralizados, me parece a mí, por el estancamiento actual. Dan la impresión de haberse dado por vencidos. ¿Es esa su posición al respecto?

MKNo; definitivamente, no. Muchos de mis colegas en Israel están desesperados, pero la historia me enseña que hay puntos de inflexión. El tema israelí-palestino está fuera de las noticias —todo el mundo habla de Irán, Arabia Saudita, asuntos regionales, etc.—, pero volverá. No se puede ignorar. Dentro y fuera de Palestina, la nueva generación es enérgica, nacionalista en su conciencia. La extrema derecha israelí piensa que el movimiento nacional palestino fue totalmente derrotado por nosotros, y ya está, el fin de la historia. Yo no pienso que ese es el fin de la historia.

DHSi no me equivoco, usted ha protestado la expropiación de tierras de los palestinos.

MKSí, yo he alegado a favor de dividir Jerusalén y renunciar a la soberanía israelí en el Monte del Templo, la cual se proclamó unilateralmente en contra de las leyes internacionales. En pro de la paz, tenemos que permitir que los palestinos tengan su propia y plena soberanía. Este no es un asunto que el público israelí asume muy fácilmente. Yo entiendo eso, pero estoy dispuesto a defender mis puntos de vista.

DHUsted sería considerado un historiador político revisionista, pero no uno que se subscribe a una versión del revisionismo del siglo XX.

MKSí; de hecho, en mi libro Lives in Common, hice algo muy distinto de mis publicaciones previas. Es una historia sobre los encuentros de ciudadanos promedio de tres ciudades mixtas a lo largo de 150 años. Así, salté del conflicto a otros temas. No digo que el conflicto no es importante, pero, por ejemplo, tomemos las revueltas de la Palestina bajo mandato en 1929 o 1936 y preguntémonos: ¿Qué después del derramamiento de sangre? ¿Regresó a Jaffa la gente de Tel Aviv? ¿Vino la gente de Jaffa a Tel Aviv en grandes cantidades, como antes, o no? ¿Qué pasó en las calles de Jerusalén, en el bazar o en los lugares sagrados compartidos?

«Estas son las preguntas que formulo; no quién comenzó el conflicto, sino qué sucedió entre los ciudadanos».

Menachem Klein

Mi conclusión principal es que hasta 1948, hubo una identidad compartida por judíos y árabes; no era exclusivamente palestina ni exclusivamente sionista. En realidad, este patriotismo local comenzó a fines del siglo XIX como parte de la modernización de la zona. Todos los que vivían allí o que emigraron a Palestina compartían una identidad palestina local. La identidad compartida es muy distinta del argumento clásico sobre los dos movimientos nacionales. Cada uno —sea sionista o palestino— reclama patriotismo extremo y arraigo a la tierra. No obstante, encontramos en escritos y autobiografías que ambos la compartían y se veían recíprocamente como compatriotas.

El estatus que los judíos o cristianos tenían en tiempos medievales —de segunda clase con respecto a los musulmanes— no estaba en vigor a fines del siglo XIX, ni en la vida cotidiana de las ciudades mixtas. Los muros sociales y religiosos entre cristianos, musulmanes y judíos eran mucho más bajos que antes debido a la modernización y la secularización. Por entonces, Jerusalén y Jaffa eran ciudades cosmopolitas del Oriente Medio, tanto como Alejandría o Beirut, así que tenemos que ver su estatus desde esa perspectiva. Este tema forma parte de una serie más amplia de reescritura de la historia de los judíos en países árabes musulmanes (en Iraq, Marruecos, Túnez o Egipto). Pero Palestina tiene su perfil peculiar de interacción judío-árabe, que no existe en ningún otro lugar del Oriente Medio. 

DH¿Y usted cree que en este concepto hay esperanza para el futuro? 

MKDefinitivamente, hay esperanza. El argumento exclusivo que uno oye en casi cada debate israelí-palestino es: «Nosotros, los judíos, estuvimos aquí antes que ustedes»; «No, no, nosotros, los palestinos, vinimos antes que ustedes, porque Abrahán fue el primer creyente y los cananeos, los primeros palestinos»; «No, nosotros, los judíos, estuvimos aquí antes que ustedes». Este argumento de «Quién estuvo primero» no es históricamente correcto porque la tierra pertenece a quien sea que haya estado y esté viviendo allí. Muchos palestinos están dispuestos a reconocer el arraigo judío a Palestina. La tragedia es que el argumento de los sionistas en pro del arraigo exclusivo desecha otra soberanía. Alternativamente, en medio del arraigo y la soberanía, podemos desconectarnos y decir «sí, ambas partes estamos arraigadas a este lugar». 

«Ambos tenemos una muy rica historia aquí en la tierra. Religiosa y culturalmente, estamos arraigados a Palestina, pero esto no significa soberanía».

Menachem Klein

Veamos cómo resolver este debate sobre soberanía y cómo ponernos de acuerdo sobre el mutuo arraigo a la tierra. Dejemos de usar la historia y el arraigo a fin de conseguir soberanía. Este es el camino por recorrer. Me siento muy optimista al respecto. 

DH¿Hay intelectuales palestinos, autoridades que se expresarían —como usted lo ha hecho— sobre la posibilidad de una reconciliación?

MKSí, definitivamente. No quiero dar nombres porque esto es aún un asunto clasificado, pero estoy participando en conversaciones que van en esa dirección. Puedo usar un ejemplo que se publicó en la Iniciativa de Ginebra; la firmamos y dimos a conocer nuestros nombres. En el capítulo sobre Jerusalén, hay un reconocimiento mutuo del arraigo histórico y religioso de ambas partes a toda la ciudad, desconectado de la soberanía. 

Al acordar tener soberanía palestina sobre el Monte del Templo, no decimos que los judíos no tenemos ningún arraigo histórico y religioso al lugar. Del mismo modo, al acordar dividir Jerusalén y que Israel gobierne Cisjordania (incluso en comunidades que eran palestinas antes de 1948), los palestinos no niegan que en la historia estas zonas fueran palestinas. Podemos expandir esta estrategia a toda Palestina. 

DHQue la gente se refiera al conflicto israelí-palestino como en estado de estancamiento es comprensible con solo leer los titulares de los periódicos. Pero las posibilidades de acuerdos de paz han estado sobre la mesa desde hace mucho. Ya están dadas. ¿Por qué no avanzan? 

MKNo hay voluntad política. En la actualidad, los palestinos están muy débiles y el liderazgo palestino ha declinado. Teniendo en cuenta el desequilibrio de poder, si no hay presión sobre Israel, Israel no hará ninguna concesión. Israel es fuerte. ¿Por qué habría de hacer concesiones?

Cuando los israelíes tienen un liderazgo que está dispuesto a negociar, quieren reflejar en el acuerdo el actual desequilibrio de poder; pero esto crea un problema de acuerdo insostenible. El lado poderoso tiene que estar dispuesto a considerar al otro lado como igual, para permitir que el otro lado gane poder y estatus y beneficios de parte del lado israelí, el cual actualmente posee todos los recursos.

La falta de disposición para entregar algo es un obstáculo. En parte porque, con la expansión de los asentamientos, la derecha política puede generar una reacción muy negativa a una decisión democrática de abandonar los territorios ocupados, incluso en la forma de una revuelta o una mini-guerra civil. Las autoridades decisorias, y tal vez hasta el público, lo reconocen y lo tienen en mente. ¿Por qué deberían entrar a una guerra civil o encarar una revuelta, o incluso ser asesinados (como [Yitzhak] Rabin lo fue en manos de un radical), solo por beneficiar al otro lado? Yo prefiero vivir en paz con mi gente antes que con mi enemigo. Los palestinos no han encontrado manera de imponerse sobre el lado poderoso para lograr concesiones. 

La Primera Intifada es una gran muestra de ello. Trajo a Rabin para negociar, porque los palestinos encontraron una manera de ponerle presión. En la primera etapa de la Intifada, él instruyó al ejército a quebrarles los huesos, las manos y las piernas a quienes luchaban por la independencia. Luego fue forzado a cambiar. 

Otro problema es que los palestinos no tienen estrategia alternativa al fallido proceso de paz bajo la mediación estadounidense. Pero un cierto día, esta debilidad acabará. 

«Yo creo que el pueblo palestino no quiere estar sujeto a la ocupación israelí. Ellos quieren independencia, y están dispuestos al sacrificio».

Menachem Klein

El asunto principal sobre el cual quiero llamar la atención es la contienda a estallar en territorio israelí. Por el momento, los derechistas israelíes piensan (en mi opinión, equivocadamente) que han ganado. Para ellos, la izquierda israelí está acabada. Pero cuando la llamada de atención sea enviada a la derecha israelí, creará una crisis dentro de Israel. Por lo tanto, alcanzar la paz no es solo una cuestión entre nosotros y los palestinos; es un problema nacional. 

Cabe destacar que dentro de Palestina, Hamas ha cambiado. Hamas, que anteriormente fuera tan negativo contra cualquier concesión o proceso político, ha cambiado y ahora está dispuesto a tener un estado palestino en los territorios de 1967 y a reconocer la frontera de Israel, internacionalmente reconocida, en la franja de Gaza. Políticamente, Hamas no aspira a que Israel desaparezca del mapa. Es su sueño, pero no su plan de acción. El año pasado, Hamas comenzó a apoyar una iniciativa de sociedad civil de protestas sin uso de armas en la franja de Gaza, reemplazando los cohetes con cometas. Las cometas demuestran que son inventivos y motivados. Encontrarán cualquier manera barata para resistir la ocupación. Las demostraciones en la frontera demuestran que están dispuestos a morir o ser heridos con tal de ser liberados y descansar del asedio. Su lucha no es por mejores salarios; es por su independencia y por vivir libres del asedio israelí. Algún día, lo que sucedió en Gaza se reproducirá en Cisjordania; estoy seguro. 

Barrera de Cisjordania

Como su nombre sugiere, la barrera del muro de Cisjordania separa la Cisjordania ocupada por israelíes del Israel propiamente dicho, aunque algunas zonas de Cisjordania se encuentran sobre el lado israelí para no cortar una serie de asentamientos israelíes construidos desde 1967. Una barrera similar rodea la franja de Gaza.

Una vez más, la historia es muy importante aquí. La Primera Intifada contra la ocupación israelí puso fin a las operaciones terroristas y de guerrilla palestinas desde el Líbano y Jordania. Quizá las cometas pongan fin a los cohetes. Esto demuestra que hay maneras de luchar mucho mejores. No tenemos que convertir nuestros cohetes en misiles; las cometas pueden transmitir el mensaje. 

DHBajo la actual administración estadounidense, uno tiene la impresión de que la Autoridad Palestina (AP) va a ser excluida de todo debate. ¿Cómo se puede tener una negociación cuando a una de las partes ni siquiera se la consulta? 

MKY la AP se niega a negociar si el único mediador es Estados Unidos, porque Estados Unidos toma partido apoyando a Israel. Así que, aquí tenemos un problema.

Hay salidas distintas, pero son teóricas, no prácticas. Una de ellas consiste en atraer a europeos occidentales. El problema es que los estados europeos occidentales perdieron interés en resolver el problema, y la Unión Europea está dividida entre los regímenes autoritarios europeos centrales y orientales que apoyan a Netanyahu y las democracias liberales europeas occidentales que no lo hacen. Además, hay división entre la Europa Occidental y la administración estadounidense. 

Si algo cambia —digamos, si hay un cambio de liderazgo en la AP o una insurrección—, todo cambiará. Necesitamos un catalizador para recomenzar el proceso. Pero la situación sobre el terreno es muy clara. Israel gobierna toda la zona desde Jordania hasta el Mediterráneo, y los palestinos son una colectividad de segunda clase —por usar los términos de John Kerry durante su discurso de despedida del Departamento de Estado— «separada y desigual». En mi opinión, él tiene razón. 

Algún día se acabará, como se acabó la esclavitud en los Estados Unidos y el colonialismo de asentamientos en Argelia. Nos costará mucho, pero acabará. No estoy desesperado. Hoy, el ejército israelí es poderoso, y los soldados les dicen a los palestinos qué hacer. Pero en su mente, la persona palestina ocupada no está derrotada. Ve que el soldado apostado en la barricada tiene miedo. Los soldados israelíes en los territorios ocupados sienten que están en un país extranjero, no en su madre patria. Incluso los colonos tienen miedo. Hay una profunda división entre la ideología de los colonos y su conducta temerosa. La mayoría de los soldados detestan lo que se les ha asignado hacer. Tienen miedo; y porque tienen miedo, son violentos. 

«Sus patrullas en las aldeas y ciudades palestinas no son un paseo por la tarde como los que yo hago en mi ciudad».

Menachem Klein

DHA menudo oímos sobre los puntos de fricción pendientes: el estatus de Jerusalén, el derecho de retorno a los palestinos, la seguridad, los límites. ¿Por qué son tan difíciles de resolver?

MKLos límites, los asentamientos y la soberanía constituyen un enorme tema interrelacionado a causa de la expansión israelí en los territorios palestinos. Quiero hacer hincapié en que el problema principal no tiene que ver con la ubicación de la gente, dentro o fuera de los asentamientos, sino con las ideas de Israel. Por una serie de razones —algunas de ellas de índole religiosa, o por no confiar en los palestinos— muchos israelíes comparten los mismos puntos de vista que los colonos tienen. Así que, el problema no es solo con los colonos radicales y, como dije antes, puede que nos veamos frente a una revuelta armada o una mini-guerra civil contra una decisión soberana de retirarse de los territorios ocupados, incluso si se aprueba en las elecciones o en un referéndum. Para ellos, la voluntad de Dios o la historia son mucho más fuertes que el voto de la gente. 

Jerusalén representa otro tipo de problema a causa de su historia y de sus lugares sagrados. Aquí, la salida consiste —primero— en cómo mantener abiertas las dos ciudades, Jerusalén Oriental y Jerusalén Occidental (Cisjordania), y cómo convenir con respecto al arraigo histórico y religioso mutuo, aparte de la soberanía.

A mi juicio, el problema más difícil es el de los refugiados, porque los israelíes niegan toda esta cuestión. Cierran su mente tocante a lo que pasó en 1948, mientras que los palestinos se atienen a ello cada vez más. De hecho, el conflicto no es solo sobre la ocupación de los territorios en 1967; para los palestinos, la expansión de los asentamientos repite la Nakba [Catástrofe] de 1948. En Israel, tenemos un gabinete que teme tener un debate público en relación con 1948, así que lo descartan. En la izquierda, las deliberaciones empezaron, pero las reacciones en contra por parte de la tendencia dominante y del gabinete las deslegitiman. Toda institución pública que organice un evento Nakba perderá los fondos gubernamentales. Así lo dice la ley. También está prohibido enseñar la narrativa palestina en las escuelas secundarias. En algunas universidades, será sobremanera delicado incluirla en la clase; puede que los estudiantes se quejen. No obstante, esto no la hará desaparecer. 

A mi juicio, la derecha tiene razón al decir que el conflicto con los palestinos es sobre 1948. Sin embargo, la prognosis de la derecha es errónea. La prognosis de la izquierda es correcta; tengamos una solución que considere dos estados. Desde luego, esta solución no está libre de problemas, pero hasta donde yo veo, cualquier otra opción es más problemática. 

DH¿Qué efecto tuvo mudar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén?

MKA raíz de la mudanza, los israelíes piensan: «Ganamos; los palestinos están derrotados. Tenemos a Trump de nuestro lado, así que ¿quién es Macron o quién es Abbas?». Por el otro lado, los palestinos piensan: «Resistimos. Estamos aquí, y seguiremos aquí a pesar de todo». Esta clase de determinación pasiva podría convertirse en actos. Deseo agregar que el ensoberbecimiento es el mayor enemigo del lado poderoso. Desafortunadamente, en Israel no lo vemos así. Alternativamente, y mientras hablamos de paz con los palestinos en los territorios de 1967, tenemos que trabajar juntos con nuestros ciudadanos israelíes-palestinos, no sobre la base de que «nosotros somos judíos y ellos son árabes, de modo que somos incapaces de cooperar». Tenemos que cooperar con ellos sobre la base de nuestra ciudadanía en común, porque la ciudadanía es la base de la democracia liberal. 

DHA menudo se dice que Israel es un vecindario peligroso. A veces, eso es en referencia a lo que está pasando en Irán. ¿Representa un riesgo existencial el hecho de que Irán siga teniendo acceso a la tecnología nuclear?

MKExiste un acuerdo que impide que Irán obtenga un arma nuclear en los próximos diez o quince años. Como israelí, no me siento bajo ningún riesgo existencial. Irán está lejos; no puede destruir a Israel. En el peor de los casos, Irán puede enviar un misil con una pequeña ojiva nuclear. Puede, digamos, destruir la mitad de Tel Aviv. Israel responderá destruyendo Teherán. Esto no es el fin del estado de Israel ni de la sociedad israelí. Nosotros somos fuertes. Estamos allí para quedarnos. E Irán también está allí para quedarse. Irán no va a mandar sus tanques a dos mil kilómetros de distancia para ocupar Israel y dárselo a los palestinos. No tiene sentido. Algunos iraníes son radicales y usan retórica radical. ¿Y qué? Hay palestinos e israelíes con retóricas similares; quieren sacar del mapa a los del otro lado. En suma, son solo ilusiones. 

Yo no veo ningún riesgo existencial para Israel. Tenemos acuerdos de paz con Egipto y Jordania. Gobernamos a los palestinos. Contamos con cooperación en materia de inteligencia con Arabia Saudita y los países del Golfo. Ellos incluso permiten a El Al volar en su espacio aéreo hacia India, y permiten a Air India volar sobre Arabia Saudita hacia Israel. Siria está destruida. Y el Líbano es un país débil, con una sociedad quebrantada.

«El único riesgo existencial que tenemos es psicológico. A mi juicio, no es real, sino imaginado».

Menachem Klein

El «vecindario» se acabó. No hay Liga Árabe; colapsó. Muchos países árabes están ocupados con guerras civiles. Incluso cuando la Liga Árabe funcionaba, los estados árabes estaban divididos y luchaban entre sí. Esta es una de las principales razones que le permitió a Israel ganar la guerra de 1948

DHGenerar confianza es esencial para arribar a acuerdos de paz. ¿Cómo se ha logrado en las negociaciones de las cuales usted formó parte? 

MKLa negociación exitosa se basa en la confianza y el hecho de compartir información con el otro. «Le contaré mis verdaderas preocupaciones. Por favor, sea totalmente franco conmigo acerca de las suyas, y de sus verdaderas condiciones mínimas e intereses fundamentales, y veamos cómo podemos manejar todo esto. Yo tendré en cuenta sus inquietudes y viceversa». 

Le daré un ejemplo. En la iniciativa de Ginebra, nosotros, el equipo israelí, disfrutamos del conocimiento profesional (computadoras, mapas, etc.). Los palestinos tenían mucho menos conocimientos e información. Nosotros podríamos haber explotado eso a fin de ganar más (de paso, esa era la estrategia usada en las conversaciones oficiales). O podíamos compartir información. Usted trae la suya, nosotros traemos la nuestra, y compartimos. 

No menos importante es lo siguiente: relacionarnos con el otro lado como socios en pie de igualdad. No ser arrogantes por tener un estado que los otros no tienen, o por ser profesores o generales del ejército, cuando los otros son solo empleados o lo que sean. Relacionarnos con ellos como seres humanos, totalmente en pie de igualdad. Este es un elemento muy básico en las conversaciones; es difícil de lograr, pero es necesario, a fin de conseguir un acuerdo. 

DHUsted habla de un estado mental empático.

MKEmpático todo el tiempo. No se puede usar artificialmente. Va más allá de cenar juntos. Le daré otro ejemplo. Para la segunda ronda de conversaciones en las que participé, las dos delegaciones, israelí y palestina, llegaron al aeropuerto de Ben Gurion. Los palestinos recibieron tratamiento de seguridad «especial». Las autoridades de seguridad les dijeron que fueran aparte para que se les revisara de modo diferente que a los israelíes. Nosotros dijimos «no; iremos con ellos». Insistimos en pasar por el mismo tipo de revisión que ellos. 

DH¿Qué recomendación les ofrecería a los políticos de Israel?

MKAprendan de la historia y no sean arrogantes. Uno de los errores de la izquierda israelí en 1993 (en Oslo) fue la arrogancia. La derecha de hoy comete el mismo error; es arrogante para con la izquierda. Cuando las negociaciones de paz vuelvan a estar sobre la mesa, sean modestos y decidan en conjunto acerca de las reglas del juego. ¿Cómo habremos de llegar a una conclusión? ¿Cómo le proporcionaremos el acuerdo a la gente para una votación? No es una fórmula mágica para eliminar la resistencia armada que mencioné antes, pero la reducirá. No eliminará el esperado trauma colectivo, pero ayudará a superarlo.