¿Se debe enseñar Religión a los Niños?

Richard Dawkins está firmemente convencido de que a los niños no se les debe implantar una religión irreflexiva, la cual «no requiere justificación ni admite discusión alguna». Su opinión es que la religión es un virus pernicioso propagada de una generación a otra por padres celosos e impacientes por transmitir sus creencias. «El enseñar a los niños que la fe incuestionable es una virtud los prepara —considerando ciertos otros ingredientes que no resultan difíciles de encontrar— para convertirse en armas letales en potencia para futuras cruzadas y yihad... Si a los niños se les enseñara a cuestionar y analizar sus creencias, en lugar de enseñarles el valor superior de la fe incuestionable, sería factible pensar que no existirían terroristas suicidas».

A pesar de él mismo, en esta ocasión Dawkins en realidad está de acuerdo con la Biblia y fomenta un análisis y estudio honesto de lo que realmente se enseña, al contrario de lo que en ocasiones la gente piensa que enseña. El Apóstol Pablo urgió al Ministro Timoteo: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). Más adelante, en la misma carta, añade: «Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe... Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto...» (3:14-17). A los tesalonicenses Pablo les escribió: «Examinadlo todo; retened lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:21).

El modo de vida prescrito en la Biblia es saludable y provechoso y, cuando se entiende adecuadamente, nunca dañará a un niño. Es una fe sólidamente establecida en la lectura correcta de la Palabra de Dios (Hebreos 11:1-3). La instrucción bíblica de «criadlos [a vuestros hijos] en disciplina y amonestación [o instrucción] del Señor» (Efesios 6:4) no tiene nada qué ver con las cruzadas, las yijad, el paraíso de los mártires o con odiar y luchar contra los demás, sino que está absolutamente ligada con ser un pacificador, amar y perdonar, y vivir una vida fundamentalmente de servicio y en armonía, hasta donde sea posible, con todos los demás.

El Dios de la Biblia insta a los padres a enseñarles a sus hijos sobre Él, la historia de Su relación con la humanidad y la forma de vida que Él reveló (consulte, por ejemplo, Éxodo 13:18; Deuteronomio 4:1-10; 6:6-7, 20-25; Proverbios 22:6; Efesios 6:4). Al mismo tiempo, los padres deben tener cuidado de no implantar ideas falsas y no bíblicas en su impresionable mente que más tarde podría rendir malos frutos.

En efecto, a los niños se les debe enseñar a «cuestionar y analizar sus creencias». Esto no es la antítesis a la verdadera religión o fe en Dios, sino que conduce a un mejor entendimiento y aplicación de ambas.