La Leyenda del Conejo de Pascua

Para muchos niños, el conejo de Pascua es el principal símbolo de la Semana Santa. Y para algunos, la conexión de un conejo de Pascua con los huevos podría plantear una serie de preguntas desconcertantes. Sin embargo, la historia nos da algunas respuestas claras relacionadas con la misteriosa leyenda del conejito de Pascua.

Al igual que la festividad misma, el conejito de Pascua y sus huevos llegaron hasta nosotros desde las antiguas tradiciones pre-cristianas que fueron adoptadas y absorbidas por la Iglesia Católica Romana.

La Enciclopedia Católica dice de los huevos de Pascua: «La costumbre puede tener su origen en el paganismo, pues un gran numero de costumbres paganas, que celebraban al regreso de la primavera, gravitaban hacia la Pascua. El huevo es el emblema de la vida que germina a los comienzos de la primavera. . . . El conejo es un símbolo pagano y siempre ha sido un símbolo de fertilidad».

Los conejos o liebres, así como los huevos eran símbolos ordinarios comunes de la fertilidad durante las fiestas de la renovación y la regeneración de la primavera celebrada por las antiguas civilizaciones alrededor del mundo. Algunos de los primeros registros escritos de estos rituales provienen del antiguo Egipto, que datan desde tan pronto como 2300 aC y se basan en tradiciones orales aún más antiguas.

Algunos de los temas en los escritos, tal como los dioses liebre, el mundo surgiendo de un huevo, la muerte de un dios, servicios religiosos a la salida del sol y de resurrección (muy similar a las celebraciones de hoy en Semana Santa)—convergían con las historias que rodeaban a Osiris (dios sol) y su hermana / esposa Isis (una diosa de la luna).

Variaciones del apareamiento, muerte y renacimiento de la primavera, reaparecen en leyendas de encarnaciones posteriores, incluyendo historias de Inanna y Dumuzi, Ishtar y Tamuz, Afrodita (Astarté) y Adonis, Cibeles y Atis. Los temas y los símbolos de la fertilidad, el renacimiento y la renovación de la vida, a menudo incluyen los huevos y a los prolíficos conejos. Las liebres estaban consagradas a Eros (el dios griego del amor, también conocido como Cupido en la mitología romana) y Afrodita (diosa griega del amor), se dice de ambos haber nacido de huevos. La Enciclopedia Católica acredita a Beda quien afirma que la palabra inglesa para la Pascua «se relaciona con Eostre, una diosa teutónica de la naciente luz del día y la primavera». A pesar de que pudieran tener un origen más reciente, las imágenes y los cuentos de Eostre (Ostara) también involucran símbolos de huevos y liebres.

En 1682, el médico G.F. von Franckenau escribió lo que se considera el primer relato escrito de los huevos de Pascua coloreados, supuestamente dejados por la liebre de Pascua, describiéndolo como una tradición de origen alsaciano

La idea de la Haws Oschter (Osterhas), o liebre de Pascua, llegó a los Estados Unidos con los inmigrantes europeos a principios de 1800. Esta liebre supuestamente dejaba regalos de huevos coloreados alrededor de las casas de los niños con buen comportamiento en la víspera de la Pascua, de ahí que los panaderos comenzaron a dar forma a los panes en una liebre poniendo un huevo— poniendo entre la masa un huevo de verdad horneándolo así con el pan.

La liebre de la antigüedad se convirtió en un conejo en tanto que las celebraciones de la Pascua se extendían por todo el resto del país, pasando de esa manera a otras culturas. Las tradiciones en todo el mundo incluyen los huevos de Pascua, las cestas con conejillos de Pascua de peluche, conejitos de chocolate y huevos de caramelo, además de las tarjetas que ofrecen con la liebre de Pascua o el conejo. Aunque la mayoría de las personas que observan el día de fiesta no tienen ni idea de sus antiguos orígenes pre-cristianos, la historia antigua del conejo de Pascua continúa desempeñando un papel importante en las celebraciones de hoy en día durante la Pascua alrededor del mundo.