Palabras de Esperanza

Viviendo en un país con tradiciones democráticas, uno puede dar por hecho las garantías individuales otorgadas por el gobierno. Sin embargo, esas libertadas no siempre se han aplicado equitativamente. El siglo 20 ha visto batallas alrededor del mundo tratando de corregir esta desigualdad. El sistema de la segregación racial (apartheid) en Sudáfrica llegó a su fin. A los pueblos aborígenes australianos se les concedió plenos derechos de ciudadanía. En la India, por lo menos en teoría, fue ilegalizada la discriminación por motivos de las castas en contra de los «intocables». Estos, y movimientos similares reflejaban las campañas importantes por terminar con generaciones de prácticas discriminatorias.

En los Estados Unidos, también, estuvieron involucrados en dicha batalla. En julio de 2014 se conmemoró el 50 aniversario de la aprobación y firma de la Ley de los Derechos Civiles, la cual transformaría las vidas de los afroamericanos que vivían en el sur de los Estados Unidos.

Todavía en 1964, un sistema opresivo de segregación y practicas racistas conocidas como «Jim Crow», nombradas así por un trovador del siglo 19, quien su interpretación de la vida del negro creció para ser asociada con métodos de segregación, negándole a muchos afroamericanos acceso a una variedad de establecimientos públicos de «solo para blancos», educación de calidad y el derecho al voto.

Las leyes «Jim Crow» también crearon un sistema de clases en donde el afroamericano fue separado como clase inferior y se le acondiciono esperando de ellos actuar con respecto hacia la sociedad de blancos. En el mejor de los casos, fue una mancha inhumana sobre la nación; en el peor de los casos fue un sistema monstruoso que toleraba palizas, bombazos, quemas y linchamientos. Aunque la Tercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos había puesto fin a la esclavitud física cien años antes, de manera económica, emocional y de clase la esclavitud continuó. La Ley de los Derechos Civiles ilegalizó la segregación en instalaciones públicas y puso fin—por lo menos ante los ojos de la ley—a la discriminación racial en el empleo y la educación.

El dinámico periodo del cambio ocurrió en un lapso de 10 años, comenzando en 1954 con la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos con el caso Brown vs. Consejo de Educación de Topeka, donde se invalidó la política de segregar la educación por motivos de raza con la doctrina «separados pero iguales». Separar la educación nunca ha sido equitativo. Con esto, se les ordenó las juntas directivas escolares por todo el sur, proporcionar oportunidades educativas equitativamente por medio de salones de clases integrados «lo antes posible». Sin embargo, en lugar de proveer un remedio, «lo antes posible» pronto fue delegado en «date prisa con calma», mientras que los planes estatales para su cumplimiento procedían a un ritmo paralizante más lento.

El progreso gradual hacia la resolución reflejó el enfoque general de la Asociación Nacional para el Adelanto de la Gente de Color, quien buscó por medio del proceso legislativo y judicial. Aunque los esfuerzos hacia las reforma de los derechos civiles empezaron a dar paso a algunos resultados, el ánimo en el sur comenzó a tornarse en contra del enfoque gradualista. Habiendo acabado de luchar una guerra mundial dirigida a los valores y las libertades democráticas, muchos encontraron difícil frenar el deseo por una democracia en el país. Además, con el aumento de la urbanización y la migración a las ciudades del sur, los afroamericanos buscaban acceso a mejores empleos, mejores viviendas y a los derechos civiles fundamentales.

Durante la siguiente década, el movimiento de los derechos civiles norteamericanos estarían indisolublemente ligados con la historia de un hombre y su papel fundamental—en particular por sus significativas palabras—de movilizar gente mientras pugnaban por una igualdad racial.

DESDE ATRÁS DEL AUTOBÚS

La mayoría de los historiadores señalan al boicot de los autobuses de Montgomery en 1955–56 como el que marcó la pauta para el movimiento de los derechos civiles modernos en los Estados Unidos. El evento fue provocado por la negativa del pasajero Rosa Parks en cederle el asiento a un pasajero de la raza blanca. El boicot duró más de un año, y terminó cuando la Suprema Corte de los Estados Unidos decretó inconstitucional la ley de segregación en los autobuses. La experiencia de Montgomery enseñó a los participantes que la acción directa de las masas produjo resultados más rápidos que el proceso legal por sí solo.

El boicot a los autobuses había sido dirigido por el joven pastor Martin Luther King Jr. de la iglesia Bautista en la calle Dexter de Montgomery. Sin embargo, el movimiento jamás fue un monolito con un líder único, diferentes organizaciones simplemente se alinearon a pesar de sus diferencias en sus estrategias y liderazgo, alrededor de la meta común de acelerar justicia e inducir al gobierno federal a actuar. Emplearon una variedad de métodos de acción directa incluyendo boicots, marchas, ocupación sentada, caravanas por la libertad, empadronamientos y proyectos educativos.

Cuando la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC, por sus siglas en inglés) creada poco antes del boicot, los miembros eligieron a King como presidente. El SCLC era diferente de las otras organizaciones que luchaban por los derechos civiles; sus líderes eran ministros afroamericanos ordenados por todo el sur, y su campaña por la reforma de los derechos civiles estaba basada en una de las instituciones más estables dentro de la cultura afroamericana, la iglesia negra. Esto constituiría una prueba muy importante para el movimiento, que se enfrentó al problema inmediato de la movilización de las masas para la acción directa. La iglesia negra proporcionó una reserva de recursos humanos para la protesta organizada a través de su asociación con la SCLC.

Sin embargo, la motivación y la inspiración para la acción provenían del lenguaje de su presidente. King poseía una única y poderosa destreza en la oratoria capaz de incitar a las masas a la acción de manera inigualable a los otros líderes del movimiento. Además de hablar de una manera decisiva diferente a los demás. El suyo era el lenguaje y la cadencia del pulpito negro, sacando una amplia variedad de metáforas bíblicas. La idea de arrojar las cadenas de la segregación encontró su paralelo en la liberación de los hebreos de la esclavitud en Egipto. Al situarse King en la proverbial cima de la montaña y mirar hacia la tierra prometida libre de amarguras raciales, se puso con Moisés mirando sobre el Rio Jordán hacia la Tierra Prometida de Canaán.

King caracterizó al sufrimiento como un problema moral que requería de un cambio de mente y corazón. Ofreció un lenguaje basado en la moralidad bíblica. Los enfrentamientos a lo largo de líneas raciales se transformaron en un juego de moralidad interna del bien contra el mal.

«La discriminación racial… es una enfermedad cancerosa que nos impide darnos cuenta los sublimes principios de nuestra tradición judeocristiana. Relega a las personas al estado de cosas».

Martin Luther King Jr., «The Negro and the American Dream» (25 de septiembre de 1960)

En 1960 en un discurso titulado «El Negro y el Sueño Americano», King declaró, «La razón principal por desarraigar la discriminación racial de nuestra sociedad es porque moralmente está mal». Detalló aún más sobre el génesis de la discusión moral en su «Carta desde la Cárcel de Birmingham»; «Una ley justa es una norma hecha por el hombre que está en consonancia con las leyes morales o con la Ley de Dios». Invocando el nombre de la ley de Dios en el argumento trajo un significado más profundo al discurso y animó la pasión de los partidarios creyentes.

Los discursos de King eran parte sermón y sus sermones eran a menudo los discursos que abordaban las libertades negadas por tanto tiempo y los derechos básicos de la ciudadanía, la autodeterminación y la dignidad humana. Ya sea un llamamiento general para poner fin a la segregación o un discurso más específico sobre temas relacionados, sus discursos con frecuencia incorporaban temas bíblicos—por ejemplo, que la ley del universo está basada sobre la ley de Dios, la cual excede a la ley del hombre; dicha preocupación y la no violencia hacia todo es la táctica principal del movimiento de los derechos civiles, basados en las enseñanzas de amor por Cristo; y que la liberación de hoy en día para la persona de raza negra de las prácticas de segregación prefigura la liberación futura de toda la humanidad en paz.

Dicho lenguaje caló hondo a una cuerda familiar con varios participantes del movimiento, especialmente aquellos bajo el marco de la SCLC; los pastores de iglesias, después de todo, eran líderes en la comunidad negra. De manera que, inspirados en el lenguaje de y una sed por la libertad, los feligreses fueron los primeros militantes.

Los temas bíblicos en el lenguaje de King estuvieron presentes desde el comienzo. Al iniciarse el llamado al boicot de los autobuses de Montgomery en 1955, los organizadores anunciaron una reunión masiva en la Iglesia Bautista de la calle Holt. Con poca antelación le pidieron a King que se dirigiera a varios miles de personas reunidas ahí, quien sin embargo se encontraba nervioso: «¿Cómo podría hacer un discurso que fuera lo suficientemente militante para mantener a mi gente despierta a la acción positiva, y sin embargo lo suficientemente moderada como para mantener este fervor dentro de límites controlables y cristianos? Yo sabía que muchas de las personas negras fueron víctimas de amargura que fácilmente podría ascender a proporciones alarmantes. ¿Qué podría decirles para mantenerlos valerosos y preparados para la acción positiva y a la misma vez desprovistos del odio y el resentimiento? ¿Podría combinarse la militancia y la moderación en un solo discurso?»

«La violencia es inmoral pues se alimenta del odio en lugar del amor. Destruye a la comunidad y hace la hermandad imposible».

Martin Luther King Jr., Conferencia en el Nobel (Oslo, 11 de Diciembre de 1964)

King decidió apelar a la fe cristiana afroamericana: «Quiero decir que no estamos aquí para abogar por la violencia, jamás lo hemos hecho. Quiero que se sepa por todo Montgomery y por toda la nación que somos gente cristiana. Creemos en la religión cristiana. Creemos en las enseñanzas de Jesús».

El cambio por la acción directa requiere de confrontación. Solo que la confrontación basada en ojo por ojo solo ha resultado en que todos se quedan ciegos. Existía una mejor manera que responder a la violencia con más violencia.

EL LENGUAJE DE LA NO VIOLENCIA

Se ha publicado mucho sobre la fuente de la no violencia y su aplicación al movimiento de los derechos civiles. El ejemplo de Mahatma Gandhi y los escritos de Walter Rauschenbusch, Reinhold Niebuhr y otros, influenciaron a muchos líderes del movimiento incluyendo a King. Solo que para él la adopción de la táctica tuvo un significado más profundo: «Llegué a ver… que la doctrina cristiana de amor operando a través del método de Gandhi de la no violencia fue una de las armas más potentes para la gente oprimida en su lucha por la libertad».

Las doctrinas enseñadas durante mucho tiempo por la iglesia negra alimentó el fundamento para la doctrina de la no violencia transmitida a los negros en Montgomery. Los feligreses negros estaban familiarizados con los pasajes de la Biblia que instruyen que el amor de Cristo conquistó el odio, y que los individuos deben amarse unos a otros, incluyendo a los opresores.

En su libro Stride Toward Freedom, donde se recuenta el boicot de los autobuses en Montgomery, King describe ese acontecimiento como «la crónica de los 50,000 negros que tomaron a pecho los principios de la no violencia, que aprendieron a luchar por sus derechos con el arma del amor».

Estas no fueron simples palabras que King dijo, pues predicó con el ejemplo. Durante los eventos en Montgomery estalló una bomba en su casa. Al juntarse una turba airada, King instó a la multitud a no dejarse llevar por el pánico. Los calmó con palabras del Nuevo Testamento, recordándoles que «El que por la espada vive, por la espada perece» (Mateo 26:52, parafraseado). Según eso, él dijo lo siguiente, «Queremos amar a nuestros enemigos, quiero que ames a nuestros enemigos, se buenos con ellos. Amales y déjales saber que les amas».

«Aciertas en que nuestras acciones aunque pacificas deben ser condenadas porque propician la violencia. … ¿No es esto como condenar a Jesús porque su conciencia única de Dios y su inacabable devoción a la voluntad del Padre precipitarían el malvado acto de la crucifixión?»

Martin Luther King Jr., “Carta Desde La Carcel de Birmingham” (Agosto 1963)

El sello de la no violencia de King buscó no solo evitar la agresión física contra los demás, sino también con lo que sucede interiormente: un espíritu violento. En un artículo por la revista Christian Century, declaró: «En la lucha por la dignidad humana, la gente oprimida del mundo no debe permitir tornarse amargos o indulgentes en campañas de odio. Desquitarse con odio y amargura no sirve para nada sino que intensifica el odio en el mundo».

 Continuando, dijo: «Cuando amamos al nivel ágape [en griego para “amor justo”] amamos al hombre no porque nos gusta, ni por sus actitudes y en la forma como le vemos, sino porque Dios lo ama. Es aquí donde elevamos nuestra posición de amar a la persona que hace mal, en tanto que detestamos sus acciones».

ADQUIRIENDO IMPULSO

Después del éxito en Montgomery, el movimiento de los derechos civiles se regó por todo el sur. Varios puntos de marcha y experiencias sirvieron a los esfuerzos en aumento entre los diferentes grupos en su lucha por terminar toda forma de segregación y odio racial.

En 1960 cuatro estudiantes de la raza negra ganaron atención nacional al sentarse en una barra de almuerzos para solo-blancos en Greensboro, Carolina del Norte, dando nacimiento a las demostraciones de «ocupación sentada» que ayudaron dando lugar al Comité Coordinador Estudiantil para la No Violencia. Las «ocupaciones sentadas» añadieron nueva vida al movimiento y comenzó un proceso de activismo en masa sustanciado.

En 1961 el Congreso por la Igualdad Racial inició las Marchas de la Libertad en autobuses interestatales de Washington, D.C. a Jackson, Mississippi, para llamar la atención a las instalaciones ilegales de autobuses con segregación a lo largo del camino. Con cada oleada exitosa de acción no violenta, atrajeron atención nacional hacia la vergüenza nacional.

Al punto clave del movimiento siempre se le refiere como a la Campaña Birmingham de 1963. Birmingham era una de las ciudades más oprimidas y divididas racialmente del sur. La brutalidad era nada raro. El movimiento de los derechos civiles se cernía bajo la ausencia de la acción del Congreso que pudo haber promulgado un cambio duradero y significativo. Fue planeada una campaña de boicots económicos en Birmingham para traer gran visibilidad a las condiciones represivas. Estos eventos en Birmingham afectaron de manera dinámica la conciencia nacional, en tanto que imágenes de hombres, mujeres y niños protestaban pacíficamente, eran atacados por perros policías y rociados con mangueras de incendio, todo esto era mostrado por televisión a nivel nacional.

King fue arrestado y encarcelado. Mientras que estaba allí escribió «Carta desde la cárcel de Birmingham» en respuesta a ocho líderes religiosos blancos quienes criticaban el proceso de las protestas. La disputa de King por «la manera más excelente de amar y protestar sin violencia», agregó, «Estoy agradecido con Dios que, por medio de la iglesia Negra, que la magnitud de la no violencia entró en nuestra lucha».

«El griego utiliza tres palabras para el amor. … Ágape es comprensivo, creativo, buena voluntad redentora para todo hombre. Los teólogos bíblicos dirán que es el amor de Dios trabajando en las mentes del hombre. Es un amor que fluye sin buscar nada a cambio».

Martin Luther King Jr., «The Power of Nonviolence» (4 de junio de 1957)

Citó Mateo 5:44, que explica la aplicación de la ley moral de Dios y como debemos tratar a nuestros semejantes: «¿Acaso no era Jesús un extremista en el amor?» preguntó King; «“Ama a tus enemigos, bendice a los que te maldicen, ora por los que te persiguen”». Es un nivel alto—uno que rompe el ciclo del odio.

UN MEJOR PAÍS

King pronunció su mejor discurso, recordado como «Yo tengo un Sueño», en marzo durante la marcha a Washington en 1963, organizado en parte para influenciar la aprobación del congreso de la Ley de los Derechos Civiles de John F. Kennedy. Al citar los males de la segregación, Kennedy le había dicho a la nación, «Se lo debemos, y no lo debemos a sí mismos, un mejor país que esto».

El discurso de King agitó a la nación e introdujo a muchos a los ritmos morales del púlpito negro. La conciencia de grupo, no sólo de las más de 200,000 personas presentes sino también gran parte de la nación se unió por el cambio. Manifestó que las palabras de la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos representaban un pagaré para toda la gente de la nación. Declaró que, dicho pagaré regresó marcado con «fondos insuficientes»—una promesa sin cumplir.

King pasó a describir varios «sueños» conmovedores que tuvo para los Estados Unidos. Cada uno significaba la ruptura de barreras raciales, en donde toda la humanidad viviría ciega a los colores y en una atmosfera de paz.

Quizás el sueño menos recordado es una referencia al libro de Isaías en el Antiguo Testamento. King dijo, «Tengo un sueño que un día todo valle será alzado y toda colina y montaña será bajada. Los lugares escarpados se harán llanos y los lugares tortuosos se enderezarán y la gloria del Señor se mostrará y toda la carne juntamente la verá» (véase Isaías 40:4, 5). La escritura es una referencia profética que se extiende más allá del presente a una época cuando la humanidad vivirá en paz unos con otros en el reino de Dios. Lo de King fue el tema dual de la libertad presente de las maldades de una sociedad segregada combinado con la máxima liberación de toda la humanidad.

HACIENDO REALIDAD EL SUEÑO

La Acta de Derechos Civiles pasó a ser ley el 2 de julio de 1964, y en diciembre King fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Cuando acepto el premio comentó que en el futuro, la paz llegaría a ser una realidad universal: «Un día la humanidad se inclinará ante los altares de Dios y serían coronados triunfantes sobre la guerra y el derramamiento de sangre y una buena voluntad redentora sin violencia proclamará la norma del país».

En su último discurso de la reunión anual de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur, King advirtió a los asistentes que continuarán descontentos con el statu quo hasta que todo vestigio de desigualdad racial, incluyendo la pobreza, la vivienda y la seguridad fuera superado. Una vez más, sus comentarios se extendieron más allá de la actual liberación de la segregación y abarcaron una liberación futura también: «Continuemos descontentos hasta el día en que el león y el cabrito se echaran juntos, y cada hombre se sentará bajo su propia viña e higuera, y nadie tendrá temor.… Y reconocerá el hombre que de una sola sangre Dios los creó para morar sobre la faz de la tierra. Continuemos descontentos hasta el día cuando nadie gritará ‘¡Fuerza Blanca!’—cuando nadie gritará “¡Poder Negro!”—pero todo mundo hablará del poder de Dios y del poder humano».

Los comentarios de King en cuanto a animales viviendo juntos y la gente teniendo su propia tierra viviendo en paz, también fueron tomados de la Biblia (Isaías 11:6; Miqueas 4:4). Las dos alusiones representan el futuro final de liberación. 

Aunque lo noble del esfuerzo e intento, el cambio de la sociedad vislumbrado por la Ley de los Derechos Civiles fue y permanece incompleto. Al contemplar el panorama mundial nos encontramos con que la sociedad aún no es daltónica. Las tensiones raciales continúan existiendo y de hecho la segregación dentro de las oportunidades de trabajo y vivienda es una triste realidad para muchos. El hombre todavía lucha con respecto a un trato adecuado de sus semejantes.

Para que la escala visionaria de Martin Luther King Jr. se complete, requiere más que legislación o activismo. Esto requiere un cambio de corazón, un cambio de manera de pensar. Requiere un verdadero entendimiento de la fuente y el significado más profundo del lenguaje utilizado durante el movimiento de los derechos civiles—un entendimiento de cómo debemos considerar a nuestro prójimo y como la verdadera liberación vendrá para toda la humanidad.

La ley moral denominada los Diez Mandamientos, guía nuestra interacción con Dios y unos con otros. No solo Cristo explicó sino que ejemplificó la ley de aceptar y expresar preocupación por los demás; También hizo eco de los profetas y señaló al futuro reino de Dios, una época cuando la verdadera paz será experimentada por todos. Es entonces cuando los sueños y el lenguaje de Martin Luther King Jr. encontraran su máximo cumplimiento.