A los Padres con Niños Difíciles

«Muchos padres con adolescentes piensan que tienen poca influencia sobre sus hijos, pero las evidencias fuertemente sugieren lo contrario».

Jane Waldfogel, What Children Need

Teniendo en cuenta que el tener hijos no es requisito previo para tener opiniones fuertes sobre la crianza de los hijos, no es sorprendente que cuando tenemos hijos, podemos ser demasiado defensivos con nuestro estilo de criar. 

Esto es cierto incluso cuando parece estar funcionando bien; ¿pero qué si el comportamiento de nuestro hijo parece particularmente difícil? Porque nos tomamos en serio nuestra responsabilidad, podemos centrarnos en quién o a qué echarle la culpa, y no en lo que podemos hacer para mejorar la situación. Podemos incluso preguntarnos si se puede mejorar. ¿El niño desobediente a las normas está condenado a convertirse en un adolescente desafiante? Peor aún, si tenemos un adolescente desafiante—que se niega a cumplir con las peticiones o seguir las reglas de conducta— ¿tenemos alguna posibilidad real de producir el resultado que queremos para él o ella? 

Para responder a esta pregunta, primero tenemos que saber exactamente qué resultado queremos. Podemos tener una idea general: la felicidad, el éxito, salud física y mental. Además todos queremos ser capaces de comunicarnos bien y disfrutar de una relación positiva con nuestros hijos, lo cual ofrece más que la recompensa inmediata de un hogar tranquilo. Después de todo, los adolescentes que se comunican bien con sus padres tienden a compartir los valores de la familia en áreas clave. Sin embargo, ¿qué significan estos objetivos admirables en términos de habilidades y capacidades concretas? 

En estudios observando a un sinnúmero de familias y adolescentes, los investigadores han identificado cinco aptitudes básicas que conducen a resultados de vida favorables: un sentido positivo de sí mismo, la posibilidad de practicar el dominio propio, habilidades efectivas en la toma de decisiones, un sistema moral de creencias, y una conectividad prosocial. Aunque tal vez podrían incluirse atributos adicionales, el mensaje constante de la investigación existente es que los adolescentes que demuestran altos niveles de estos cinco valores principales se encuentran en mejores condiciones para convertirse en adultos felices y productivos. 

Para unos cuantos padres afortunados, establecer las bases para estas habilidades parece ir bastante bien. Ahora, si usted es uno de los muchos que se encuentran así mismos con niños difíciles, su familia puede haberse encerrado en patrones de interacción que hacen difícil la comunicación. Los padres desearían poder detener la interminable molestia, aunque también podrían tener dificultades en escoger algunos aspectos positivos de la conducta de su hijo y en su lugar concentrarse en ello. Cuando los niños se hacen más huraños y antagónicos y nadie puede recordar el último abrazo cálido o broma cariñosa, algunos padres pueden llegar a darse por vencidos y buscar en Google el campamento militar para adolescentes con problemas más cercano. 

Si algo de esto le suena familiar, no se desanime: existen formas viables para comenzar a participar con su niño desafiante, sea cual fuere su edad. Si usted está dispuesto a considerar algunas estrategias que pueden parecer no muy natural en un primer momento, es posible que se sorprenda al descubrir qué tan efectivamente puede comenzar a comunicarse, incluso con aquellos adolescentes cuyo comportamiento es muy difícil. Afortunadamente el desafío no es un rasgo permanente, sino un comportamiento—la conducta se puede cambiar a través de las interacciones positivas. 

CONFIGURADO PARA CONECTAR 

El lugar para comenzar es con el entendimiento de que tu adolescente necesita y anhela de tu aprobación, lo parezca o no. El cerebro humano está diseñado para conectarse, especialmente con los proveedores de cuidado y padres de familia, y esto es cierto incluso con los adolescentes. Aunque además de tu aprobación, amor y afecto, también te necesitan como maestro, modelo y apoyo en el andamio a medida que aprenden a navegar por los conflictos y los obstáculos que encontrarán en el mundo que les rodea. 

Al igual que usted, florecen cuando pueden contribuir de una manera positiva y son reconocidos por ello, y se marchitan bajo la negatividad y la crítica constante. Tal vez, el sentido común debería decirnos esto; una gran cantidad de investigación también confirma que el refuerzo positivo es mucho más efectivo que la retroalimentación negativa cuando se quieren ocasionar cambios en el comportamiento humano. El comentario negativo también tiene su lugar, por supuesto. Desgraciadamente el cerebro humano en general es mejor en darse cuenta cuando las cosas van mal que cuando van bien. Esto es tan cierto en el cerebro de uno de los padres como en el de un niño o adolescente. Como resultado, nuestro niño difícil—a quien amamos y que anhela nuestro amor y aprobación—casi con toda seguridad va a recibir un porcentaje mayor de comentarios negativos que positivos de nuestra parte y se dará cuenta también de nuestra reacción de una forma desproporcionada. Es entonces que, la atención que nuestro hijo anhela, es la que se le proporciona exactamente cuándo es menos efectiva y de la manera menos eficaz. Nace un ciclo porque nuestro hijo no responde, por lo que intensificamos la interacción negativa. Inevitablemente, aunque algo irracional, nos sorprendemos cuando el comportamiento negativo también se intensifica. 

Para complicar las cosas, los jóvenes pronto se dan cuenta de las expectativas negativas reguladas por otros adultos en su esfera. «No hay duda de que existe un estereotipo abrumadoramente negativo atribuido a la adolescencia en nuestra sociedad hoy en día», escribe el investigador de la Universidad de Oxford John Coleman. «El estereotipo negativo tiene una serie de consecuencias lamentables. Para la gran mayoría de los jóvenes que respetan la ley y son trabajadores significa que con frecuencia son tratados por adultos como si fueran buscapleitos. ... Para los padres significa que se han creado expectativas sobre la adolescencia que se centran principalmente en los problemas». 

¿Cómo romper el ciclo negativo destructivo, una vez que estamos atrapados en este? 

Un importante principio orientador es el objetivo de ayudar a tus hijos a interiorizar las aptitudes básicas mencionadas anteriormente. Si usted se pone a recordar de cuando enseñó a sus hijos a caminar, usted recordará que el objetivo era un balance entre controlar y descuidarles; animándoles y desalentándoles. Al principio les apoyó casi por completo mientras practicaban dando pasos y los elogió efusivamente cuando lo lograban. Cuando fracasaban, usted no les gritaba, sino les animaba a levantarse y volver a intentarlo. Poco a poco les permitía una mayor autonomía hasta que estaban parados en sus propios pies, dando pasos sin tomarle de la mano. Este acercamiento viene bastante fácil a los padres cuando tienen que ver con la enseñanza de habilidades físicas al niño, aunque es mucho más difícil juzgar el equilibrio adecuado en los andamios cuando los niños crecen. A veces malinterpretamos sus capacidades, lo que puede tener una de dos consecuencias: podemos sobreestimar algunas, lo que nos lleva a sobre reaccionar ante «las caídas» que les ayudan a perfeccionar sus habilidades; y podemos subestimar otras, lo que nos lleva a controlar más de lo que necesitamos, desalentándolos. 

No siempre es fácil para los padres hacer la transición entre controlar todo el poder y permitir que los adolescentes controlen algo. Sin embargo, Coleman nos recuerda, «los padres tienen que desarrollar una flexibilidad y una voluntad de avanzar hacia nuevas formas de interactuar con sus hijos e hijas adolescentes si se han de evitar graves enfrentamientos». 

Sin embargo, si enfrentamientos graves se han convertido en la norma de su hogar, no es imposible cambiar las cosas. Solo que usted tendrá que hacer todo lo posible en un primer plano para aumentar la probabilidad de cumplimiento para que exista algún comportamiento positivo para reforzar. Una vez que el motor ha sido afinado para la interacción positiva, el ciclo será casi tan fácil como el anterior ciclo negativo. Tanto los padres como los hijos entrarán en interacciones esperando un resultado positivo—y las expectativas tengan un fuerte efecto en cómo las personas responden a los demás. 

«La eficacia del castigo depende de cómo y con qué frecuencia el opuesto positivo es reforzado. ... Un programa de refuerzo fuerte puede ser mejorado mediante el castigo muy ocasional cuando el niño no hace el comportamiento que usted está tratando de desarrollar».

Alan E. Kazdin, The Everyday Parenting Toolkit

El psicólogo infantil clínico Alan E. Kazdin , director del Parenting Center de Yale , se especializa en ayudar a los padres de niños con problemas de conducta graves. Sus técnicas basadas en la evidencia no incluyen la prescripción de medicamentos o la humillación al adolescente haciéndole pararse en una esquina de la calle luciendo sus fracasos en una pancarta. El equipo de herramientas de Kazdin ofrece lo que él llama el ABC de la crianza de los hijos. Como padres, dice, podemos aprender cómo utilizar con eficacia A, los antecedentes; B, los comportamientos; y C, las consecuencias de cambiar el comportamiento de los niños.

A, POR ANTECEDENTES 

Para reemplazar un patrón negativo con uno positivo, debemos tener en cuenta las circunstancias que normalmente conducen a la conducta problema: sus antecedentes. Tal vez uno de los padres le ha pedido a su hija que limpie su habitación; esta encoge de hombros y sigue con lo que está haciendo. El antecedente aquí fue un aviso: se le pidió que hiciera algo. Esta puede ser una de las herramientas más comunes que los padres utilizan para provocar ciertos comportamientos en los hijos, pues es muy directa. Sin embargo, la respuesta dispuesta de un niño a las indicaciones se puede aumentar cuando los padres complementan con otros tipos de antecedentes. 

En su Everyday Parenting Toolkit (Juego de Herramientas para la Crianza Diaria), Kazdin observa algunas que son especialmente eficaces. Habiendo el comportamiento más propenso, ahora podemos responder con consecuencias positivas que refuercen ese comportamiento. Con la suficiente repetición de este ciclo se interiorizara el comportamiento; vamos a ser capaces de retirar nuestros andamios—los antecedentes y consecuencias—sin perder el comportamiento. 

En cuanto a los antecedentes, Kazdin y su equipo fomentan el uso de configuración de eventos, la elección y las solicitudes de alta probabilidad. Dentro de la configuración de eventos se incluye cualquier cosa que siente las bases para un comportamiento; la elección se refiere a ofrecer dos opciones aceptables para el padre. De buen grado, como padres podemos sentir que no deberíamos tener que pavimentarles el camino a la obediencia; estamos a cargo, ¿no? Por otra parte, sería bueno reflexionar en cómo queremos ser tratados. ¿Somos más propensos a escuchar a alguien que nos muestra que se preocupa por nuestros sentimientos, o alguien que los apisona? Es cierto que existen gurús de la crianza que fomentan la disciplina estilo militar que harán que el niño «entre en una coraza tranquila y obedezca», aunque también existen bastantes tácticas firmes pero suaves que fomentan la obediencia. 

«El castigo en exceso es ineficaz y simplemente actúa para perpetuar el círculo vicioso. Quiere castigar mucho menos, pero mucho más eficaz».

Stanley Turecki, The Difficult Child

Así que ¿cómo le hace uno para utilizar incidentes significativos para generar una conducta deseada más factible? Digamos que su pequeño hijo se resiste a la hora de acostarse. ¿Generalmente está haciendo algo estimulante antes de ir a dormir? ¿A las luchitas con papá, jugando con su juguete favorito, persiguiendo al gato? Un evento de configuración establece el escenario, ya sea positiva o negativamente por un comportamiento deseado. Estimular la actividad es un evento de ajuste negativo en este caso; no establece el escenario de manera muy eficaz para el sueño. Por otro lado, un baño y una historia tranquila serían eventos de ajuste positivos para para su logro a la hora de acostarse. La elección puede ser otro antecedente útil a la hora de acostarse. Tome en cuenta que no es la elección en cuanto si debe o no ir a la cama, pero una selección de cuentos o juguetes para el baño, o que pijama ponerse. 

También puede utilizar las instancias de probabilidad alta para incrementar la probabilidad de que su hijo responderá pronto a la hora de acostarse. «Las personas hacen algunas cosas con más facilidad que otros cuando se les solicitan cosas», explica Kazdin. Por ejemplo, «“Por favor, ven aquí y abrázame”, o “Por favor, ayúdame a terminar esto que sobró de la tarta de manzana”». Si usted está tratando de conseguir que su niño vaya a la cama, por supuesto, comer tarta de manzana puede no ser una buena configuración de evento, pero un abrazo si lo sería. Qué tal, «¿Puedo tener un abrazo? ¡Gracias! Por favor elige una historia del libreo para antes de dormir y me lo traes». El punto es, ofrecer un par de opciones fáciles, antes de que la difícil sea la más fácil de escoger. Este es un principio tan bien probado que se utiliza en una amplia gama de aplicaciones, desde la terapia de pareja como en ventas, hasta en la negociación de rehenes. Cada vez que su hijo cumpla con su instancia de probabilidad alta, respóndale usted con un refuerzo positivo—unas agradables gracias, una sonrisa y un abrazo—que fomentará el cumplimiento continuo cuando se llega al objetivo solicitado. 

No hace falta decir que el tono de voz utilizado al hacer peticiones o dar comentarios es muy importante, al igual que el entorno social. Si estás en la presencia de otros adultos, amigos de la escuela o hermanos, los avisos y amonestaciones deben ser deben darse cercanamente y en silencio, no del otro extremo del recinto. La exposición en público de su enojo prolonga el ciclo negativo pues es humillante, aunque algo muy importante, las investigaciones demuestra que mientras más cercano está usted de alguien, cuando usted transmite un aviso es más factible que él o ella lo cumplan. Un toque suave en el brazo u otra pequeña muestra de afecto también puede ayudar. 

Un error común es dar a entender desde el principio (con frases como «¡O BIEN!») que usted no espera ser obedecido. «Los eventos más eficaces se entregan con calma, sin asperezas, con un "por favor" y la promesa de ser flexible con nuestras solicitudes, lo que implica la elección», dice Kazdin. «Si esto te parece el tipo de consejos para padres debiluchos que ha llevado a nuestra nación a la decadencia moral, piénselo de esta manera: un padre que derrama aspereza y coerción está transmitiendo una señal de que él/ella no tiene la confianza de que sus órdenes serán acatadas; un padre que tiene confianza de los resultados puede permitirse estar relajado con los resultados».

C DE COMPORTAMIENTO 

El comportamiento, el ABC de la crianza de Kazdin, es tal vez nuestro enfoque central la mayor parte del tiempo. Es lo que estamos tratando de cambiar, ¿no es cierto? Bueno, lo que en verdad queremos son esas competencias básicas, los componentes básicos de un buen carácter y la felicidad duradera. ¿Significa eso que hay que señalar cada pequeño comportamiento uno por uno? No exactamente. ¿Les enseñamos a los hijos diferentes maneras de caminar en la acera a diferencia que por la yerba, o son ellos mismos capaces de aplicar su habilidad de caminar sobre diferentes superficies y circunstancias? No necesitaremos enseñarle a cada individuo expresiones de bondad. Así que para inculcar una idea general de «bondad», se comienza por la formación de conductas específicas, a partir de una o dos que se presentan con mayor frecuencia. Identificar lo opuesto positivo, el comportamiento que le gustaría ver en lugar de lo que se está viendo ahora. Por ejemplo, el opuesto positivo de una rabieta (una de las conductas más fáciles de eliminar, dice Kazdin) sería la capacidad de expresar la frustración con calma, sin gritar o lanzar cosas. Lo contrario de desafío sería el respeto a las reglas familiares y las solicitudes y hasta la expresión ocasional de amor y preocupación. A veces el comportamiento que queremos es en realidad un conjunto de comportamientos, en cuyo caso tenemos que dividirla en sus componentes. 

Una vez que hemos identificado el comportamiento positivo que queremos forjar, podemos utilizar simulaciones, moldeo y arranque para convertirlo en un hábito, según el nivel del éxito actual del niño con ese comportamiento. Simulación, como el término lo indica, se utiliza cuando usted todavía no está viendo alguna conducta que desea. Se trata de practicar el comportamiento en condiciones artificiales, que pueden presentarse como un juego de «pretender» con los niños pequeños, dice Kazdin, o como práctica o juego de papeles para los niños mayores. El punto es premiar a la práctica con consecuencias positivas, despertándoles el apetito. El moldeo se utiliza cuando se está viendo los trocitos y fragmentos de la conducta deseada, pero no en toda su forma. Usted moldea el comportamiento recompensando los pequeños aciertos que el niño va teniendo aumentando gradualmente, esperando que él o ella avancen cada vez más hasta que usted haya «moldeado» el comportamiento completamente. El arranque puede no ser necesario tan a menudo como el moldeo, pero es especialmente útil si el niño ya es bastante competente en un comportamiento, pero no necesariamente consistente. El arranque consiste simplemente primar un comportamiento—haciendo los primeros pasos con el niño, por ejemplo, sabiendo que una vez que el niño de los primeros pasos es muy posible que complete el comportamiento. 

Cada una de estas técnicas de desarrollo de la conducta yacen en un concepto bien probado: cuando el niño continuamente cosecha consecuencias positivas debido a su comportamiento, en forma de interacción positiva con usted, él o ella comenzarán a internalizar ese comportamiento. Los investigadores llaman a esta «práctica reforzada», pero el aspecto importante es la positividad del ciclo. Más que reforzar un ciclo de conductas negativas y consecuencias negativas, usted está desarrollando y reforzando un ciclo de conductas positivas y consecuencias positivas. Es importante no retener los elogios hasta que su hijo haya cumplido con todas sus expectativas. Una vez más, recuerde nuevamente cuando su hijo aprendió a caminar. Enseñar tiene que ver con edificar éxito un paso a la vez, y si no reconocemos que nuestro primer paso se dirige hacia el éxito, no vamos a tomar el segundo.

C POR CONSECUENCIAS 

Esto nos lleva a la C del ABC de la crianza de Kazdin. El concepto de las consecuencias es familiar para la mayoría de nosotros; como padres puede que hemos pensado mucho en las consecuencias negativas, o el castigo. Sin embargo, ¿le hemos dado la misma importancia a la variedad de consecuencias positivas disponibles? Existen también las consecuencias neutras, donde ignorar el comportamiento se justifica, pero por ahora nos concentraremos en el refuerzo positivo, ya que es más eficaz para cambiar los patrones negativos en las relaciones. Por un gran margen, la forma más importante es la atención positiva, incluyendo los elogios. Un sistema de puntos también puede ayudar, y Kazdin ofrece instrucciones detalladas para su uso de una forma efectiva. Aunque las herramientas más poderosas que los padres tienen para el refuerzo positivo se derivan de su amor natural y afinidad para con sus hijos. Si se utiliza una tabla de puntos, dice Kazdin, debe ser una adición al elogio y la atención, no un reemplazo. 

«La buena comunicación se refiere a los intercambios genuinos en el que usted y su hijo se hablan el uno al otro y, aún más importante, escucharse el uno al otro».

Alan E. Kazdin, The Everyday Parenting Toolkit

Cuando Kazdin escribe acerca del elogio y la atención, quiere decir señalar comportamientos y expresar su aprobación verbal junto con una mirada cariñosa, una sonrisa y el contacto. Solo que las declaraciones de elogio pueden ser contraproducentes si se entregan sólo en términos generales. Sea entusiasta, seguro, sobre todo entre los hijos más jóvenes—tiene que ser específico. «Por supuesto, está bien decir "Buen trabajo"(con entusiasmo), si es seguido por declaraciones de exactamente lo que era el trabajo y lo que lo hizo bien», dice Kazdin. Los detalles son importantes, pero la clave está en asegurarse de que la atención del refuerzo siga el comportamiento lo más directamente posible. 

También probados como estos principios lo están, reforzar cambios positivos requiere de tiempo y paciencia. Algunas familias incluso quieran ayuda externa para ser consistentes en sus esfuerzos en cambiar patrones bastante viejos. Si la atmósfera entre usted y su hijo adolescente ha sido negativa desde hace algún tiempo, los intentos con expectativas positivas y el apoyo cariñoso pueden parecer poco natural para ambos al principio. Pero es importante perseverar hasta que se sienta natural. Y lo será, porque las recompensas que obtenga en cada paso lo mantendrá—y su hijo—avanzando. 

Esto no quiere decir que usted pueda esperar una relación que es para siempre libre de conflictos. El cerebro humano está sujeto a los conflictos, y a menos que nuestra naturaleza fundamental sufra una transformación completa, siempre tendremos retos que superar en nuestras relaciones. Salvo que podemos aliviar la angustia emocional que impregna las familias cuando caemos en relaciones con patrones negativos. Si estamos dispuestos a comprometernos a hacer cambios positivos en nuestro enfoque, como padres, no hay necesidad de renunciar a la esperanza de tener relaciones profundamente gratificantes con nuestros hijos, no sólo a través de la adolescencia, sino mucho más allá.