Lo Que Necesita el Hambriento

Tony P. Hall fue miembro del Congreso de los Estados unidos por casi 24 años antes de ser nombrado embajador de los Estados Unidos ante los Organismos de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en 2002, una posición que sostuvo hasta 2006. Tanto como congresista así como diplomático, Hall enfocó mucho su atención en el hambre mundial. Debido a sus esfuerzos obtuvo muchos premios internacionales y ha sido nominado tres veces para el Premio Nobel de la Paz. Habló recientemente con el editor de Visión David Hulme.

 

DH Usted ha dicho que el problema que enfrentamos con el hambre en el mundo es político, económico y espiritual en naturaleza. Es raro oír hablar de la dimensión espiritual.

TH El motivo por lo que digo es un asunto espiritual, es porque no estamos viviendo a la altura de lo que se supone debemos hacer. Hay muchos versículos en la Biblia que se ocupan de los enfermos y los heridos, los que pasan hambre, los que están en la cárcel, huérfanos, viudas y menesterosos. Dios es muy claro, pues no dice, «Sugiero que sería buena idea, si es que puedes hacerlo». Él dice, «Quiero que te involucres, quiero que hagas algo por Mí». Existen un par de versículos en Proverbios que hablan de esto directamente: «El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra», y «A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar» (Proverbios 14:31 y 19:17, Reina-Valera 1960). Es por eso que necesitamos voluntad espiritual. No solo es la voluntad política y económica lo que se necesita.

DH El Informe de Riesgos para el 2011 del Foro Económico Mundial identifica un par de problemas que parecen luchar en contra de la resolución de los problemas del hambre: fallas administrativas globales y la disparidad económica. ¿Cómo afectan estos dos factores los esfuerzos para atacar el problema del hambre mundial desde su punto de vista?

TH Existen retos, pero les damos la vuelta de alguna manera al tomar muchos de nuestros programas por medio de organizaciones no lucrativas y en algunas ocasiones organizaciones con bases religiosas. Les damos muy poco de nuestra ayuda humanitaria a los gobiernos. Un buen ejemplo de ello sería Zimbabue. Nunca le daríamos dinero a Mugabe porque no solo lo robaría, sino que utilizaría los alimentos como un arma. Le da alimentos a la gente que vota por él y se la quita a los que no lo hacen. Le podemos sacar la vuelta al dirigirnos directamente a las organizaciones no lucrativas—grupos religiosos que tienen la voluntad de trabajar en su país. Así que de esa manera es como evadimos los problemas de gobierno; no es la mejor manera de trabajar en esto, sin embargo es mejor a que la gente se esté muriendo de hambre.

DH ¿Es usted optimista sobre la reducción del número de personas hambrientas a nivel mundial de algo así como 500 millones en los próximos 5 años?

TH Pienso que es bueno establecer metas. Nos dicen en donde estamos, a donde tenemos que ir, y cuando no estamos dando la talla. Estábamos haciendo muy bien hasta hace dos o tres años. La recesión llegó y empujo a tanta gente a la pobreza, el precio de la energía y alimentos continuaron en aumento, y después tuvimos sequías casi todo al mismo tiempo. Mucho del progreso que se había logrado en años anteriores simplemente se detuvo.

DH Se ha dicho que los países desarrollados necesitarán un 70 por ciento más de alimentos para el 2050, y que los países en vías de desarrollo necesitaran un 100 por ciento más. Esto parece prácticamente imposible a menos que se hagan grandes cambios.

TH He aquí otra estadística muy interesante. Hoy en día África ya no produce los alimentos que producía en 1960, tiene un camino largo por recorrer. Sin embargo, su potencial para mejores investigaciones, mejores semillas y mejores métodos es increíble. Hasta antes que golpeara la recesión, el trabajo se estaba haciendo en como cambiar de verdad la agricultura y obtener mejores inversiones, no solamente de las naciones de occidente, sino de los mismos países africanos. Existe mucho potencial de mejora en África.

DH Usted ha sido citado diciendo que el mundo tiene la habilidad de parar el hambre mundial. ¿Podría explicar?

TH Por el momento producimos suficiente comida en el mundo para alimentar a su población. Tenemos la experiencia necesaria para transferir no solamente nuestra energía, sino nuestro conocimiento y nuestros recursos. El hecho de que el mundo se ha acercado más al comunicarse por medio de la Internet, significa que existen muchas cosas que podemos hacer juntos. Sin embargo hace falta la voluntad política, económica y espiritual. Se va a necesitar que un líder nacional haga esto—un presidente, un secretario de estado, un secretario general de la ONU, un líder mundial de alguna clase, para que diga que el hambre mundial es importante y debería ser una prioridad.