Sin Preguntas

¿Por qué creemos lo que hacemos? ¿Cuál es la base de nuestras convicciones? Si somos honestos, admitiremos que la mayoría de nosotros estamos dispuestos a participar en lo que los demás quieren que creamos. Creemos como lo hacemos porque alguien nos ha dicho qué creer. Pocas veces nos hemos tomado el tiempo para comprobar los hechos. Simplemente tomamos un atajo del trabajoso proceso y aceptamos lo que otros de confianza o de los que se perciben como autoridades nos dicen, sin hacer preguntas.

Sin embargo, en algún lugar en el fondo de nuestra mente, reconocemos que esta no es la mejor manera de llegar a la verdad, ni de vivir la vida. Queremos bases sólidas en la vida, no las zapatas posiblemente débiles de las ideas de otra persona con demasiada frecuencia sin probar. Cuando se trata de nuestros hijos, queremos que tengan un conocimiento fiable para llevarlos por la vida con confianza. Sin embargo, ¿quién les mostrará cómo llegar a esa verdad?

Nuevamente en este número de Visión observaremos las tambaleantes bases de algunas ramas del conocimiento humano, y las lagunas demasiado comunes en la lógica humana que resultan del pensamiento perezoso. Como siempre, tratamos de hacerlo con la Palabra de Dios en vista. La fuente que entrega verdades tales como «¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él» (Proverbios 26:12) y «Todo camino del hombre es recto en su propia opinión» (Proverbios 21:2), también nos dice, «El principio de la sabiduría es el temor de Dios» (Proverbios 1:7) y «El principio de la sabiduría es el temor de Dios; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos» (Salmos 111:10). Podemos obtener conocimiento, comprensión y sabiduría de Dios, o podemos confiar en el hombre que confía en sí mismo.

¿Proporciona la Biblia todo el conocimiento? No, no todo, pero nos suple con conocimiento esencial sobre el propósito de la vida humana y como vivirla—conocimiento que proviene de ninguna otra fuente. ¿Por qué nació usted? La mayoría de nosotros no podemos conquistar esa pregunta, y sin embargo nos gastamos toda la vida tratando. La búsqueda puede concluir mucho antes si estamos preparados para tomar a Dios y su palabra en su palabra. Nosotros, los seres humanos hemos alcanzado conocimiento técnico y la habilidad en muchos campos. Sin embargo, la experiencia física de sí mismo tiene poco valor si no está cimentada en el entendimiento espiritual y sabiduría. La vida en el siglo 21 es fuerte en lo físico pero débil en lo espiritual. ¿Será porque el libro de la fuente espiritual, la Biblia, ha sido arrancada de su lugar central en la vida y ha sido relegada a un estatus de «literatura antigua interesante»?

En las siguientes artículos, los escritores de Visión nos invitan a considerar las gentes que hicieron la Biblia disponible en inglés, así como el dolor y la persecución que algunos de ellos soportaron para que pudiéramos tener acceso a la mente de Dios libremente en lengua vernácula (véase «El Libro Más Peligroso»). Sin embargo, no solamente necesitamos leer el Libro de libros para guía espiritual (véase la Parte 16 de «Los Evangelios para el Siglo 21»), también tenemos que ser conscientes de los defectos comunes en el razonamiento humano sobre muchos temas.

En resumen, dos de los conceptos más importantes para el éxito verdadero en la vida son que, el temor (respeto) apropiado al Creador proporciona el punto de partida para obtener el conocimiento justo y sabiduría, y que el verdadero entendimiento viene de la obediencia a los principios de Dios (la ley). Basado en esto, también podemos usar la libertada dada por Dios para evaluar por nosotros mismos que los que se nos dice creer es verdadero.

La decisión de obtener reenfoque en el papel del creador en la vida es sólo nuestro.