La Ciencia del Rejuvenecimiento

Las hormonas son producidas por las glándulas endocrinas y después enviadas como mensajeras a todo el cuerpo para estimular actividades específicas, tales como el crecimiento, la digestión, la reproducción y las funciones sexuales.

Como es de esperar, la hormona del crecimiento humano (HCH) hace que la gente crezca. Se trata de una compleja molécula de proteínas que contiene 191 aminoácidos y es segregada por la glándula pituitaria entre 10 y 30 veces al día. Algunas personas consideran que se trata de la hormona maestra y que es vital para el crecimiento, desarrollo y funcionamiento apropiado de casi todos los órganos y sistemas del cuerpo.

Los médicos han recetado la HCH durante casi 35 años para aquellos niños que tienen un índice de crecimiento por debajo del normal. En un principio la hormona se extraía de reses muertas, pero debido a que algunos niños contrajeron la enfermedad de las vacas locas, fue necesario desarrollar un equivalente sintético. El laboratorio Genentech de San Francisco introdujo en 1985 una de las primeras HCH fabricadas con bioingeniería. La versión artificial se llama somatotropina y está disponible únicamente con receta.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la HCH en 1996 para adultos diagnosticados como deficientes: aquéllos que padecían insuficiencia adenohipofisaria o que hubieran carecido de la hormona del crecimiento durante la infancia y quienes tuvieran una deficiencia confirmada de dicha hormona en la edad adulta podrían beneficiarse con el tratamiento hormonal complementario.

Sin embargo, desde la aprobación de la FDA, cientos de médicos están recetando la HCH como un tratamiento para combatir el proceso de envejecimiento. Quienes están a su favor aseguran que la hormona reduce la presión arterial, fortalece los músculos, aumenta la elasticidad de la piel, engrosa el cabello y generalmente mejora otros aspectos del bienestar físico, incluyendo la visión, el sueño y la potencia sexual.

Por otro lado, muchos médicos sostienen que el uso de la HCH para tratar de disminuir la velocidad del reloj del envejecimiento, o quizá para revertirlo, es cuestionable como procedimiento médico porque no está corrigiendo ninguna deficiencia.

A pesar de que algunos partidarios están completamente convencidos de que la HCH puede alterar favorablemente el proceso de envejecimiento, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento considera que la evidencia científica que respalda esa premisa es, en su mayoría, poco precisa. Antes de recomendarla para combatir el envejecimiento, el instituto está esperando los resultados de las investigaciones acerca de su uso a largo plazo.