La Influencia de los Padres en las Actitudes de los Adolescentes hacia las Adicciones

La XIV encuesta anual realizada por el Centro Nacional de Adicciones y Abuso de Sustancias (CASA, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Columbia debiera servir como una seria llamada de atención para todos los padres. Al estudiar el impacto de las actitudes de los padres respecto al comportamiento de algunos adolescentes, la XIV Encuesta Nacional sobre Actitudes de los Estadounidenses respecto al Consumo de Sustancias: Adolescentes y Padres, se enfocó en los medicamentos controlados, las sustancias prohibidas y el consumo de alcohol. Las estadísticas y cifras resultantes cuantifican los comportamientos de los adolescentes basados en el ejemplo y las actitudes de sus padres.

Resulta alarmante que más de la mitad de los adolescentes de 17 años encuestados han visto a uno o ambos de sus padres en estado de embriaguez, y casi una tercera parte de los adolescentes de 12 a 17 años han sido testigos de la misma situación.

En comparación con los jóvenes que no han visto ebrios a sus padres, es dos veces más probable que los adolescentes que sí los han visto se embriaguen en un mes normal; sin embargo, el impacto del ejemplo de los padres no termina ahí. Los adolescentes que se embriagan con regularidad tienen tres veces más probabilidades de consumir cannabis (marihuana) y fumar cigarrillos. De acuerdo con el estudio, el consumo de marihuana y alcohol a menudo conduce a un comportamiento todavía más riesgoso que involucra alcohol, drogas y sexo, así como a relacionarse con otras personas involucradas en comportamientos dañinos.

Los adolescentes que beben tienen 18 veces más probabilidades de probar la marihuana, tres veces más probabilidades de tener amigos que la consuman y cuatro veces más probabilidades de poder conseguirla en el transcurso de una hora. Más de una cuarta parte de los adolescentes señaló que la marihuana es más fácil de conseguir que la cerveza, los cigarrillos o los medicamentos controlados. Además, estos adolescentes tienen casi cuatro veces más probabilidades de conocer compañeros adictos a los medicamentos controlados y más del doble de probabilidades de conocer compañeros que consuman sustancias prohibidas, como cocaína, metanfetaminas, heroína, éxtasis o LSD.

El comportamiento de los adolescentes que se embriagan al menos una vez al mes afecta a aquellas personas con quienes se relacionan y, por extensión, esas relaciones terminan por reforzar sus propias acciones. En comparación con los adolescentes que no beben, quienes se embriagan cuando menos una vez al mes tienen el doble de probabilidades de conocer a una chica que haya sido forzada a realizar hechos sexuales y casi cuatro veces más probabilidades de conocer a un hombre que consuma drogas o alcohol para «ligarse con alguien».

En un comunicado de prensa, Joseph A. Califano Jr., presidente de CASA, dejó claro que los padres hacen la diferencia. «Las conductas y actitudes de algunos papás y mamás los convierten en padres permisivos, padres que transmiten a sus hijos de 12 a 17 años el mensaje de que está bien fumar, beber, emborracharse y consumir sustancias prohibidas como la marihuana. La conducta de los adolescentes está fuertemente asociada con la conducta y las expectativas de sus padres, así que los padres que esperan que sus hijos tomen y consuman drogas tendrán hijos que tomen y consuman drogas».

Los adolescentes con padres ambivalentes respecto al consumo de marihuana tienen casi dos veces más probabilidades de consumir la droga, en comparación con aquellos adolescentes cuyos padres consideran que esta decisión es de gran relevancia.

La importancia de la función de los padres en la actitud de los adolescentes hacia la bebida queda muy clara en la encuesta de CASA. Aquellos jóvenes que creen que su padre aprueba tácitamente el hecho de que beba alcohol tienen dos y media veces más probabilidades de embriagarse en un mes normal que los adolescentes que creen que su padre no está de acuerdo con que beban.

Al preguntarle acerca de las conclusiones de esta encuesta, un adolescente entrevistado por Visión explicó: «Por supuesto que los adolescentes ven lo que los padres hacen y eso marca toda la diferencia, e incluso aunque los padres digan ‘No tomes, no consumas drogas’, si los adolescentes los ven tomar mucho, entonces también van a pensar que está bien emborracharse».

Elizabeth Planet, Vicepresidenta y Directora de Proyectos Especiales de CASA, resumió el tema en un comunicado de prensa. «El mensaje para los padres es fuerte y claro. Si tu hijo adolescente toma, lo más probable es que se esté emborrachando. Y es mucho más probable que los adolescentes que se emborrachan prueben la marihuana y se junten con amigos adictos a los medicamentos controlados y las sustancias prohibidas como la cocaína y la heroína. Los padres que piensan que sus hijos sólo beben alcohol de manera ocasional cada mes necesitan abrir los ojos y averiguar si huele a cerveza o a yerba».

Aunque la encuesta muestra que los jóvenes sí siguen el ejemplo de sus padres (sea bueno o malo), se queda corta al analizar la pérdida de vida productiva en un adolescente que resulta de involucrase en exceso con la bebida, el consumo de drogas, el sexo y personas que pueden conducirlos por una dirección peligrosa; sin embargo, esta encuesta sí refuerza el hecho de que los padres no pueden subestimar el efecto que tienen en sus hijos sus palabras, y especialmente sus acciones.

Padres y madres por igual tenemos la gran responsabilidad de asegurarnos de que nuestros hijos reciban buenos ejemplos tanto de conducta como de actitudes. Cuando los padres pasan por alto esa responsabilidad, provocan daños y perjuicios a la futura generación. 

Un astuto proverbio antiguo afirma que un niño debe ser instruido en su camino —con los padres mostrando la actitud y acciones apropiadas para que sus hijos las emulen—, así el niño recordará las lecciones recibidas a lo largo de su vida y no se apartará de ellas. Las conclusiones de la encuesta de CASA no hacen sino reforzar la verdad de esa sabiduría antigua.