Los Desconcertantes Acontecimientos de Hoy

Tratar de entender la confusión continua de los acontecimientos mundiales es como intentar armar un rompecabezas de 5000 piezas sin haber visto la imagen en la caja. Bastante difícil es ya viendo todo el cuadro, que a veces sentimos mejor abandonar la tarea. El flujo constante de noticias de inquietantes acontecimientos puede llegar a ser igual de confuso. Parece ser que el caos reina por todo el mundo. La información abunda, aunque sin contexto no podemos entender ni hacerle frente. 

¿Existe alguna manera de contextualizar el embate de los eventos? ¿Algunos filtros que podamos utilizar para separar los pormenores y entender lo general?

La Biblia ofrece varios de estos esquemas, uno de ellos en la forma de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis—cuatro caballos y sus jinetes galopando a través del mundo, trayendo una variedad de condiciones caóticas. Debido a que el libro del Apocalipsis de finales del siglo primero, y en sí mismo es un rompecabezas para la mayoría, se encuentra lleno con descripciones de raras visiones, ha invitado a muchas interpretaciones contradictorias.

La primera es que, el individuo considerado digno de explicar los eventos que desfilan hasta el cierre de esta era humana, es el mismo que 65 años antes se los había explicado al pequeño grupo de estudiantes. El Cristo resucitado es representado abriendo lentamente un rollo con siete sellos. Cada sello roto revela una condición; los cuatro primeros se refieren a los cuatro caballos y sus jinetes. Sin embargo, ¿qué simbolizan? En este caso, no es suficiente tener la imagen en la caja del rompecabezas. También hay que tener una explicación de lo que significan los símbolos. En el Apocalipsis aprendemos que cada jinete representa, implacables conquistas, guerras, escasez, enfermedades y muerte. Antes de su resurrección, Jesús respondió a la pregunta de sus discípulos en cuanto a cuál sería la señal y el tiempo de su venida, les presento la interpretación de los cuatro jinetes (véase Mateo 24:3–8).

«Y estando El sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: “Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo?”»

Mateo 24:3, La Bíblia de las Amémericas

El jinete del caballo blanco sería cualquier falsificación político-religiosa de Sí mismo en cuanto a su papel como el verdadero Mesías. Muchos falsos mesías han ido y venido en los últimos 2000 años, y continuarán hasta que el regreso de Cristo ponga fin al último de ellos. Han conquistado el mundo con sus engaños, alegando poderes semejantes a Cristo pero trayendo muerte y destrucción por delante de su propio fracaso ignominioso.

El jinete del caballo rojo blande una gran espada y mata todo a su paso. Guerras y rumores de guerras han mantenido cautiva a la humanidad durante los últimos dos milenios desde que Cristo profetizó su ocurrencia, y continuará así hasta que regrese como Príncipe de Paz para erradicar la guerra, a cerrar el complejo militar-industrial globalizado, y cambiar el estado mental que produce la guerra.

El jinete del caballo negro simboliza hambrunas—el resultado de malas políticas, guerras, y la deliberada creación de escasez y hambruna. Manipulación del agua, alimentos y la resultante inseguridad humana trayendo sufrimiento para muchos, aunque no para todos, algunos sobreviven mediante el egoísmo. El verdadero mesías trae justicia y equidad. También es Yahweh-Jireh, «el verdadero Dios que provee», y su regreso inaugura un reino donde el agua y el alimento serán abundantes.

La muerte es el cuarto jinete, montando un caballo amarillento. Representa enfermedades, pestilencias, plagas, epidemias, acarreando a su despertar la muerte. Esta ha sido la constante condición humana. Mas el día viene cuando Cristo como Yahweh-Rapha, «el Dios fiel que sana», regresara para erradicar el curso de la enfermedad y la muerte. Será también quien traiga vida eterna y abundante.

La imagen y la explicación de los cuatro jinetes nos ayudan a entender porque la presente era está como está, y como su dolor y sufrimiento finalmente dará paso al gobierno sanador de Cristo. Ese día es hora de que llegue.