La Inmortalidad de la Célula

Cada célula del cuerpo humano está compuesta de partes más pequeñas llamadas orgánulos, uno de los cuales es el núcleo. El núcleo contiene nuestro «paquete» de cromosomas con toda la información genética que define químicamente quiénes somos. Esta información, nuestros genes, conforman el material hereditario que transmitimos a nuestros hijos y se encuentra codificado en una especie de cinta maestra compuesta de ácido desoxirribonucleico (ADN).

A lo largo de nuestra vida, las células se duplican continuamente conforme unas mueren y otras son reemplazadas en un proceso de división celular o mitosis. Como cada célula precursora se divide en dos células nuevas, el ADN también se replica y se trasmite.

Sin embargo, la mayoría de las células no puede continuar indefinidamente con la mitosis. Debido a los mecanismos de replicación del ADN que funcionan gracias a las enzimas, una pequeña parte del extremo de la cadena de ADN se pierde en cada división celular. Este líder en la cadena de ADN se llama telómero. Cuando el líder desaparece, ya no puede ocurrir la mitosis y la célula ha llegado al final de su vida reproductiva, un momento al que los científicos denominan apoptosis.

Al parecer, el objetivo de los telómeros es programar las células para que dejen de reproducirse cuando el proceso de replicación del ADN comience a desgastar la información esencial que codifica los genes. Los telómeros también evitan que los cromosomas se fusionen con otros por sus extremos, además de servir como cierto tipo de método de seguridad para poner fin a la multiplicación de las células que han acumulado daños o mutaciones genéticas.

Si los científicos pudieran encontrar la manera de lograr que las células desarrollen nuevos telómeros, entonces las células se volverían realmente inmortales, es decir, la mitosis continuaría sin parar. Sorprendentemente, dichas células inmortales sí existen.

Los telómeros se reparan por medio de la enzima telomerasa, por lo tanto, algunas veces se le conoce como la enzima inmortalizadora. La telomerasa, identificada por primera vez en 1985 por Elizabeth Blackburn y Carol Greider, se observa únicamente en las células que se reproducen indefinidamente de manera natural (por ejemplo, el revestimiento intestinal y los hemocitoblastos), en las células que producen los gametos (óvulos y espermatozoides) y en las células cancerosas. Esta enzima es la que permite que las células cancerosas crezcan sin parar, creando tumores dañinos, y prepara a los cromosomas para el trabajo de crear a un nuevo ser.

En 1997 diversos grupos de investigación clonaron con éxito el gen que activa la telomerasa en las células humanas. Poco después, como se resumió en la edición del 29 de marzo de 2002 de la revista Science, otros investigadores «fortalecieron el vínculo entre la telomerasa y el envejecimiento y el cáncer» al demostrar que «podrían extender el periodo de multiplicación de las células humanas en cultivo introduciendo el... gen clonado». Los investigadores también descubrieron que las mutaciones que reducen la actividad de la telomerasa provocan algunos síntomas de enfermedades de envejecimiento prematuro.

Esto ofrece dos posibilidades para el futuro: una para el desarrollo de fármacos que podrían inhibir la telomerasa como un posible tratamiento contra el cáncer, y otra para activar la telomerasa y ayudar a prevenir el envejecimiento.

Al buscar formas de lograr que las células cancerosas sean mortales, los científicos esperan lograr que las personas tengan una vida más larga y saludable. Éste, proponen, podría ser el primer paso hacia la inmortalidad real. Pasarán muchos años antes de que estén listas las primeras pruebas clínicas para los fármacos hechos a base de telomerasa; no obstante, y debido a los riesgos, falta aún más tiempo para que se prueben los fármacos a fin de incrementar o estimular la actividad de la telomerasa y prevenir el envejecimiento. Por lo tanto, la vida eterna a través de las células inmortales no es una posibilidad realista en este momento.

Empero, incluso si un desarrollo como tal fuera inminente, deberíamos recordar que inmortalizar las células no es lo mismo que inmortalizar a un organismo completo.