Sincronización entre Esdras y Nehemías

El editor final de Esdras-Nehemías (originalmente un solo libro, pero más tarde, dividido), bien pudo haber trasladado dos porciones de las memorias de Esdras a las de Nehemías para lograr un efecto literario. Si tal lectura es correcta, he aquí cómo varios pasajes encajarían cronológicamente.

Esdras «había salido de Babilonia el día primero del mes primero» (Esdras 7:9, énfasis añadido aquí y en lo sucesivo a lo largo del texto).

«A estos jefes de familia [a todas las personas que regresaban con él a Jerusalén] los reuní junto al arroyo que corre hacia el río Ahava, y allí estuvimos acampados tres días... El día doce del mes primero partimos del río Ahava para ir a Jerusalén. Durante todo el trayecto Dios nos acompañó y nos libró de enemigos y asaltantes» (Esdras 8:15, 31).

Esdras «llegó a Jerusalén el día primero del mes quinto» (Esdras 7:9). 

«Al llegar a Jerusalén nos quedamos descansando tres días. Al cuarto día pesamos la plata, el oro y los utensilios en el templo de nuestro Dios… Luego, en honor del Señor, Dios de Israel, los que habían regresado del cautiverio ofrecieron, en holocausto… ofrenda de expiación por todo el pueblo… Y se les entregaron los decretos del rey a los sátrapas del reino y a los gobernadores de la provincia al oeste del río Éufrates, los cuales prestaron todo su apoyo al pueblo y al templo de Dios" (Esdras 8:32–36).

«Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, la gente del pueblo, los servidores del templo y los demás israelitas se establecieron en sus propias ciudades. Al llegar el mes séptimo, los israelitas ya estaban establecidos en sus ciudades. Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la Puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la ley que el Señor le había dado a Israel por medio de Moisés. Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura…» (Nehemías 7:73–8:2).

«Después de todo esto [es decir, después de haber escuchado los cautivos repatriados la lectura de la ley a cargo de Esdras, y de haber comenzado a comprometerse nuevamente a obedecer a Dios; véase Nehemías 8] —explica Esdras— se me acercaron los jefes y me dijeron: “El pueblo de Israel, incluso los sacerdotes y los levitas, no se ha mantenido separado de los pueblos vecinos… De entre las mujeres de esos pueblos han tomado esposas para sí mismos y para sus hijos…”» (Esdras 9:1–2).

«Por lo tanto, a los tres días, en el día veinte del mes noveno, se reunieron en Jerusalén todos los hombres de Judá y de Benjamín. Era el noveno mes, el vigésimo del mes. Todo el pueblo se sentó en la plaza del templo de Dios, temblando por causa de ese asunto e intimidados por el aguacero que caía…» (Esdras 10:9).

«Toda la asamblea contestó en alta voz... Proponemos que se queden solo los jefes del pueblo, y que todos los que viven en nuestras ciudades y se han casado con mujeres extranjeras se presenten en fechas determinadas, junto con los dirigentes y jueces de cada ciudad, hasta que se aparte de nosotros la terrible ira de nuestro Dios por causa de esta infidelidad. Solo se opusieron Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticvá, apoyados por los levitas Mesulán y Sabetay» (Esdras 10:12-15).

«El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza. Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados, y asumieron así su responsabilidad. Durante tres horas leyeron el libro de la ley del Señor su Dios, y en las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron» (Nehemías 9:1–3).

«Entonces el sacerdote Esdras seleccionó y llamó por nombre a ciertos jefes de familia, y a partir del primer día del mes décimo se reunió con ellos para tratar cada caso. Y el primer día del mes primero terminaron de resolver los casos de todos los que se habían casado con mujeres extranjeras» (Esdras 10:16-17).

Según esta cronología, habría transcurrido un año entre la partida de Esdras a Jerusalén y la resolución del problema de los matrimonios mixtos.